- Yo quiero que Rosalee sea feliz. De modo que te preguntaré un par de cosas... ¿Sabes cuánto tiempo lleva el pelo liso y cuánto tiempo rizado?
+ Eh... ¿qué?
- ¿Por qué el cierre de su collar favorito tiene forma de estrella?
+ No.
- ¿O te has dado cuenta de que tiene seis sonrisas distintas?
+ ¿Tiene seis sonrisas?
- Sí. Una cuando algo le provoca una risa de verdad, otra diferente si se ríe por cortesía. Tiene otra cuando hace planes, otra cuando se ríe de sí misma. Otra cuando está incómoda. Y otra cuan... otra cuando habla de sus amigos.
+ Ah... Yo aún no sé esas cosas, Pete.
- No, aún no las sabes. Te aseguro que Rosalee es el mayor tesoro que puedas imaginar. No es simplemente una chica de pueblo sana, un beneficioso soplo de aire fresco. Es una mujer maravillosa, con un gran corazón.
+ Ya...
- Y su belleza es de esas que solo se ve una vez, ¿entiendes? Una vez. Tad, si hay la más mínima posibilidad de que le rompas el corazón, por favor, por su bien, vete y márchate.
+ Sería incapaz de romperle el corazón, ¿vale?
- Bien, porque si lo haces, te juro que te destrozaré con mis propias manos o... con mi cruel retórica.
+ Eres un buen tío, Pete.
- Pero, no sé... Según parece no lo bastante bueno.
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